17 abril, 2017

Grado GR10: musicalmente adictivo

Desde luego que el Grado GR10 (sin e) es uno de los intracanales menos glamurosos que he probado hasta ahora. Aquí no hay lujos ni un diseño del que pueda pensar que estoy ante un auricular de gama alta. Pero lo es. Es un Grado, con todas sus letras.

En apariencia, el Grado GR10 no pasa de ser un auricular del montón. No veo una carcasa concienzudamente diseñada para la ergonomía; no hay cables extraíbles; no hay adaptadores; no hay un sinfín de recambios de esponjillas como sí incluyen otros. Ni siquiera incluye, por increíble que parezca, una funda para protegerlo cuando no se usa. Y eso que estoy hablando de un auricular que, a día de hoy y en su versión más reciente (GR10e), sale por 429 euros.

La sofisticación, como no queda más remedio que pensar, se esconde bajo la carcasa. Con llave, añadiría, porque nadie sabe cómo se las han ingeniado para lograr que el GR10 suene como lo hace, qué materiales han usado para darle ese timbre natural y transparente en un cuerpo tan minúsculo y confortable.

Porque tras probar el GR8, eso es lo que echaba en falta aunque no supiera ponerle la etiqueta.

Ese algo, que no es más que transparencia y equilibrio, se traduce en una forma más natural de presentar la escena sonora. Mucho más natural y adictiva que en el GR8 e, incluso, que muchos otros con los que compite en su rango de precios.