Monster Turbine Pro (Gold Edition)

Si hay un auricular con el que me he dejado seducir totalmente, sin atender a cuestiones técnicas ni consideraciones previas, no es otro que el Monster Turbine Pro (Gold Edition). Ha sido una compra que he hecho siguiendo los dictámenes de mi intuición, más como un ejercicio de experimentación, de 'a ver qué sale' que de un análisis concienzudo sobre sus pros y contras. Lo tengo porque me gusta, simple y llanamente.

Poco, muy poco conocía de la serie Turbine de Monster Cable, la empresa americana que comercializa este auricular. Así que me lanzo de cabeza a la piscina y no sé siquiera si hay agua.

Aquí empieza mi modesto análisis -como siempre subjetivo, sin rigor científico y discutible en los términos de principio a fin- que sólo pretende aproximarte a otra alternativa auricular portátil, de las ya muchas existentes, y en español.

Para ponerte en situación, puedes echarle un vistazo a las especificaciones técnicas.

Tómatelo con calma que esta entrada es extensa. Y disculpa las imprecisiones y limitaciones técnicas y descriptivas de un usuario como yo, más preocupado por cómo suena mi música favorita que por la quinta esencia de las gráficas que sigo sin saber por dónde pillar.

Accesorios

Lo primero que me ha llamado la atención del Turbine Pro es el esmero que la marca ha puesto en los detalles.

Desde los detalles en dorado de la carcasa y cable del auricular, pasando por el empaquetado o, como curiosidad, la cinta de velcro que permite enrollar el cable auricular para que no se hagan los molestos nudos (muchas marcas siguen utilizando el típico plástico que retruerces como si le dieras cuerda a la manecilla de una reloj analógico) son algunos rasgos distintivos que certifican el mimo que la marca ha puesto en este auricular.


Son pequeños detalles que no dejan de llamarme la atención teniendo en cuenta el nivel de precios en el que nos movemos y lo que ofrecen otras marcas.

La construcción del Turbine Pro me parece impecable. Los acabados son excelentes y la carcasa, en frío metal dorado, le confieren un punto de elegancia y solidez estupendos.


Siguiendo esa línea de excelencia y esmero, Montser ha incluido en el Turbine Pro dos fundas para guardar el auricular y almohadillas (protectores) mientras no se usan. Una, en piel y más rígida al estilo bolso de mano y la otra, que no sé si es piel exactamente o algún compuesto sintético similar, se asemeja a un monedero y es mucho más portable y maleable.

Como ya es sabido, dar con las protectores auditivos adecuados es fundamental para sacarle todo el partido a tu auricular. Con el Turbine Pro tenemos una buena ristra para probar:

En la imagen falta un par de las fundas SuperTips de tamaño pequeño.

En total son 8 pares o, lo que es lo mismo, 16 protectores: un par de Comply T-400 o TX-400, no tengo claro cuáles son concretamente; dos pares de SuperTips de silicona rígida (tamaño pequeño y grande); tres pares de silicona blanda (un par pequeño y dos grandes) y dos pares de triple banda (pequeño y grande).

Al no introducirse tanto en el canal auditivo, es muy importante dar con el par que mejor ajuste ofrezca o fácilmente podemos tener la sensación de que el grave se diluye hasta desaparecer, como me ha pasado hasta que he dado con las adecuadas. De momento uso las Comply, que son las que mejor ajuste y comodidad me proporcionan.

En cuanto al cable, tiene cierta similitud con el Sennheiser IE8 pero llevado un poco más allá en cuanto a rigidez, aspecto que además de aportar mayor resistencia y durabilidad, impide que se hagan los siempre molestos nudos. El cable del Turbine Pro no es reemplazable, es simétrico y nada microfónico.

De izquierda a derecha: Westone 3, Sennheiser IE8 y Monster Turbine Pro.

Es más corto que el del IE8 y Westone 3, alcanzando una longitud de 115 centímetros, casi 15 centímentros menos que el W3 y algunos menos que el IE8.

Alternativamente, le he acoplado la extensión del cable corto del Shure SE530 y he ganado unos 23 centímetros más que redundan en una mayor comodidad y protección, ya que transmite menos tensión al cable mientras llevo el reproductor en el bolsillo del pantalón.

Aunque este cable ofrece unas prestaciones muy buenas, la maleabilidad del cable Westone me permite conseguir un mejor ajuste en cualquier situación, ya sea practicando alguna actividad física intensa, paseando por la calle relajádamente o en el calor del hogar. El Turbine Pro requiere sosiego y me cuesta encontrar cierta compatibilidad entre un uso normalizado y la práctica deportiva.

Diseño, espacialidad y aislamiento

La estupenda discreción que aporta cualquier Westone no es la que da el Turbine Pro. Primero, porque el Turbine Pro sobresale mucho del pabellón auditivo, muy al estilo Super.Fi 5 Pro o Triple.Fi 10. Segundo, porque el color dorado es un chivato bestial que atrae las miradas de todo el mundo, la de los cacos incluidas.

Conocedor de lo llamativo que es, las pocas veces que lo he sacado de paseo por las calles de Barcelona he procurado que el buzz cubra parte de él pero, aún así, sigo percibiendo que ciertas miradas se clavan en mi auricular. No es psicosomatismo porque con el Westone 3 o el UM3x no me pasa, sencillamente porque quedan perfectamente camuflados.

Sennheiser IE8 y Monster Turbine Pro (Gold)

Una vez colocado en la cavidad, el frío metal produce una peculiar sensación de frescor al entrar en contacto con él. Al cabo de unos pocos minutos esa sensación mengua. Un tiempo después, el frío desaparece.

La primera vez que me puse el Turbine Pro tuve la sensación de que no había dado con los protectores auditivos adecuados porque el sonido era tan atípicamente abierto que pensaba que no había logrado el ajuste adecuado.

Pero tras probar todos los protectores he llegado a la conclusión de que no es un problema del protector (finalmente uso las Comply) sino que es el mismo auricular, ya sea por el transductor o por la misma carcasa metálica, el que logra ese efecto tridimensional, esa extraña sensación de que el sonido se escapa, se expande y se diluye al mismo tiempo, mostrando un escenario sorprendentemente amplio y rico que me recuerda, aunque sea de pasada y salvando las lógicas distancias, la increíble escena del Denon AH-D7000.

Quizás esa misma carcasa actúa realmente como una caja de resonancias, creando un micromundo sonoro muy rico, en donde las voces siempre encuentran un espacio en el primer plano mientras que toda la instrumentación fluye con un dinamismo que va de fuera hacia adentro, con frescura, nitidez y precisión, algo que me cuesta concebir en un auricular de este tipo sin que me chirríe por algún lado. Algunas audiciones son especialmente espectaculares.

He elegido las Comply fundamentalmente porque son con las que he conseguido el mejor ajuste. Con estos protectores el auricular no se mueve de su sitio y, al mismo tiempo, consigo esa naturalidad que tanto me está gustando con el Turbine Pro.

No puedo decir que aislen tanto como las triple banda o las mismas Comply en el UM3x pero es que el UM3x permite una mayor inserción en la cavidad auditiva mientras que el Turbine Pro se queda más bien en la puerta. Aún así la sensación de aislamiento es grande, tanta como para hacer unas audiciones limpias de polvo y paja en lugares tranquilos y defenderse más que bien en lugares ruidosos. En cualquier caso, si las condiciones requieren un mayor aislamiento me decantaría por el Westone. Por aislamiento y también por comodidad, que el UM3x o cualquiera de los otros Westone se ajustan como un guante.

Perfil sonoro

Para elaborar este modesto análisis he alternado el Monster Turbine Pro con el Westone UM3x y el Sennheiser IE8, fundamentalmente. A ratos, también el Shure SE530 y el Grado GR8, tomando con todo ellos el PC como fuente al que le he conectado, vía USB, el Ultra Desktop en baja ganancia.

He procurado que la discografía fuera lo más variada posible pero siempre teniendo en el horizonte mis gustos, claro, que no se alejan demasiado de lo acústico y temas folkeros, con predominio de voces femeninas.


En general estoy muy sorprendido con la respuesta del Monster Turbine Pro.

Desde la primera escucha con el Turbine Pro se ha venido abajo la primigenia creencia de que los graves podían ser demasiado intrusivos y apocar el rango medio, que era el resquemor que tenía tras leer en diagonal algunas 'opis' sobre el Turbine. Pues, no; nada de eso.

Comparativamente, el UM3x consigue una atmósfera bajista más pronunciada que el Turbine Pro. En primer lugar, porque la carga de los graves es más acusada pero, también, porque los medios son algo más relajados que en el Monster. El conjunto hace que mientras en el Westone pueda resultar más oscuro debido a esa presencia evidente de los graves, en el Turbine Pro el sonido resulta más fresco y natural, con un grave más discreto y racional que aparece cuando lo tiene que hacer y no como una cortinilla bajista que siempre está ahí.

Respecto al Sennheiser IE8, el grave continua siendo más fresco y natural. De hecho, mientras escucho temas acústicos de la mano de Jack Johnson le encuentro un puntito de artificialidad al grave del IE8 que no aparece en el Turbine Pro ni en el UM3x.

La prueba de fuego en temas acústico ha sido con The Innocence Mission, con una voz femenina muy aguda para ver el comportamiento sibilante del Turbine Pro, así como la definición que proporciona los armónicos, con esos quejidos de las guitarras que te enamoran o te desesperan.

Y en este caso, me enamoran. Porque no hay rastro de sibilancias en la voz de Karen Peris, que fluye dulce y limpia; las guitarras se muestran muy naturales y presenciales y el bajo, que se eleva para situarse justo encima de la voz, como una nube, para caer suave y acompasadamente con gran precisión y nitidez.

Gran diferencia respecto al UM3x que suena decididamente más artificial, con una voz que por momentos me suena sibilante y en otros, los más, simplemente muestra una falta clara de recorrido hacia el realismo y naturalidad. Estoy convencido que el problema sigue siendo los medios, que son más vigorosos que el W3 pero siguen siendo demasiado tímidos, tanto que los agudos se comen la parte del pastel que le toca a los medios. De ahí, creo, surgen las inevitables estridencias o artefactos en las altas frecuencias.

El Sennheiser IE8, en cambio, mejora al UM3x en muchos sentidos: la voz de Karen cobra vida, evaporándose el velo que la apocaba en el Westone, aunque también es un poco sibilante (menos que en el Westone). Las guitarras también acaban sonando más frescas pero no tanto como en el Turbine Pro, que es el que mejor se desenvuelve en estas composiciones.

En temas más rockeros como el "California stars", de Wilco, en el UM3x las percusiones entran por la izquierda y aquí mismo, en un segundo plano y claramente diferenciados, el bajo hace acto de aparición también. La voz, algo sibilante, se sitúa en el medio mientras las guitarras se posicionan en la derecha.

Con el Turbine Pro, en cambio, sigue esa misma estructura pero más fluida, menos restrictiva en el sentido de que la voz, por ejemplo, se mantiene en el centro pero tiende a expandirse hacia adelante. El golpe de las percusiones es seco y limpio, muy realista, y el bajo, menos denso, acompaña dulcemente al resto de la instrumentación y voces. El sonido de la guitarra es como una descripción de cada nota; sólo describe, no inventa.

La separación de instrumentos es buena pero, curiosamente, me gusta más el comportamiento del Turbine, una vez más, ya sea por el golpe más limpio en las percusiones, que suenan más enérgicas, como por una voz más definida, presencial y nada sibilante. El Sennheiser IE8 también tiene un comportamiento similar al Turbine Pro pero con un punto sibilante, seguramente más disimulado que en el UM3x pero igualmente apreciable.

La voz de Lucinda Williams suena dulce, sin garra, en el IE8. El grave, ya sea a través del bajo como de las percusiones, también suena algo agarrotado. En general aporta la suficiente calidez como para resistir sin problemas horas de escucha pero le falta el brillo, la energía y vitalidad que se espera de temas más rockeros. Al final resulta que ese aletargamiento se traduce en un sonido lineal, algo aburrido y que no acaba de meterte en la audición.

De nuevo con el Turbine Pro las guitarras y voces cobran vida. Quizás hasta demasiada, sobretodo por lo que a la voz representa. Cuando la presencia de las guitarras es discreta, el Turbine Pro lo borda pero cuando hay mucho 'ruido', tengo la sensación de que se satura en esa amalgana de detalle, precisión y espacialidad. La voz sigue precisa, natural y con una riqueza de detalle realmente impresionante, y siempre en primer plano.

Con el UM3x vuelve la sensación bajista de los graves. Demasiada presencia innecesaria. Y unos agudos que también vienen en mucha cantidad. Hay buen detalle en la voz de Lucinda pero sigue lejos de la precisión del Turbine Pro. Nuevamente situaría al IE8 como más próximo al Monster y dejaría al UM3x como un quiero y no puedo. La carga de graves se come el equilibrio y la sensación es que cada instrumento funciona como un todo independiente y sin cohesión respecto al conjunto.

Ahora toca un poco de soul de la mano de Amy y Sade.

El carácter del Westone UM3x ahora sí brilla en todo su esplendor. Desde luego que su potencia no es baladí y, a diferencia de lo comentado anteriormente, aquel velo bajista ahora se desvanece milagrosamente. Ya no está, sencillamente.

Con Amy, puedo encontrar nuevamente cierta artificialidad en el agudo pero desde luego que ahora me suena más apropiado. Por lo menos parece que encaja mejor en un perfil sonoro en 'V' (mejor diría en 'W', con la cresta del medio más baja).

Con el IE8 todo suena más equilibrado, con graves con presencia y detalle; agudos más discretos y voz muy dulce. Suena francamente bien con el IE8. Tiene lo mejor del UM3x pero con un agudo aterciopelado.

El grave del Turbine Pro no es tan preciso como el IE8 o el UM3x. Ni tan preciso ni tan poderoso, siendo mucho más sutil, menos invasivo. Quizás por eso mismo tengo la sensación de que le falta algo al reproducir el "Frank· de Amy: los medios aquí ya no son tan importantes pero sí el brillo por arriba, así como el golpe contundente del grave. De los tres, el Turbine Pro es el que ofrece un comportamiento más lineal y monótono y, por tanto, aburrido. Me quedo con el IE8 para estos menesteres.

Con Sade ocurre algo diferente: aunque también la carga sobre las frecuencias bajas es muy destacada, la presencia de guitarras hacen que el rango medio también juegue un papel destacado. Y como ya vengo diciendo, el Turbine Pro es el que consigue un realismo y detalle por encima del UM3x e IE8 cuando hay presencia de armónicos.

Además, y aunque apenas he hecho mención anteriormente, el Turbine Pro tiene una habilidad excepcional que tiene que ver con la manera de representación espacial de cada uno de los elementos de la composición. Porque si bien los medios detallos y muy creíbles son un rasgo indiscutiblemente característico en el Turbine Pro, no lo es menos el escenario. Un escenario realmente rico, realmente abierto, realmente bello al que sólo puedo asociar al 'aire' que se crea con el SE530 de Shure pero en mejor.

Es con Sade y el Turbine Pro con la que ese escenario sonoro se enriquece de tal manera que es capaz de convertir esa audición en algo superior, no por lo trascendental sino por lo fisiológico; no por lo irreal sino por lo natural y cierto.

Y es que siempre buscamos emociones fuertes, elementos que nos conmuevan, que nos zarandeen pero desde lo tangible y conocido, y más como una forma precisa de describir una realidad con atino y esmero que de inventársela 'a la brava'. El Turbine Pro intenta describir sin colorear, que es justamente lo que buscamos en un auricular.

Desde luego que no es el escenario sonoro del Denon AH-D7000, que es lo mejor que he escuchado nunca, pero para ser un IEM lo hace más que bien. Por lo menos bastante mejor que el resto de IEM que tengo.

Creo que el jazz es uno de los estilos que casan perfectamente con el Monster Turbine Pro. Con el "Folk", el UM3x vuelve a sacar la patita para decir 'aquí estoy'. De nuevo marca su terreno con la precisión del grave pero sigue pareciéndome que hay demasiado. Esta vez los agudos apenas participan pero sigue dándose ese sobrepeso bajista.

Y con el "Belvedere" esa carga bajista se libera gracias a la presencia de voces que, aunque siguen siendo algo apagadas, ya compensa el empuje hacia abajo del grave.

Al Sennheiser IE8, que da un sonido más equilibrado, le sigue faltando ese plus de brillo en los medios pero, por aproximación, me sigue pareciendo más cercano al Turbine Pro que al UM3x.

Por último, el Turbine Pro nuevamente me aporta la naturalidad y frescura que no escuentro ni en el IE8, en menor medida, ni en el UM3x, sobretodo. Siempre que hay armónicos, el Turbine Pro los muestra; siempre que hay voces, las presenta de forma creíble y sin excesos. Es como si todo estuviera en su sitio.

No tengo el oído acostumbrado a la clásica. Quizás porque tampoco tengo ningún auricular que pueda hacerme disfrutar plenamente con este tipo de música, si excluimos al Denon AH-D7000 que se desenvuelve estupendamente cuando hay violines por medio.

Con el Westone UM3x pasa lo de siempre: los graves. En clásica no necesito la dosis sobrevitaminada de graves que éste aporta así que todo lo que se consigue por arriba, se diluye por abajo. Resultado: descartado para clásica.

Con el Sennheiser IE8 me gustaría más energía por arriba. El grave queda más contenido, que ya va bien para el caso, pero le falta un poco de 'vidilla' en medios-altos con lo que los violines, que es lo que me gusta, no tienen el brillo que te mete en la audición. Resultado: bueno para clásica pero no ideal.

De los tres IEM que vengo nombrando, el Turbine Pro sería el elegido para estos menesteres. Es el que más se acerca a lo que el Denon es capaz de ofrecerme, por naturalidad y espacialidad, y el único de los tres con la capacidad de hacerme creer que no estoy usando un auricular mientras escucho los violines en el "Cello Concerto in B minor RV424". Resultado: ¿ideal? No lo sé pero sí preferible al IE8 y UM3x para clásica.

Conclusión

La verdad es que conforme más uso le doy al Monster Turbine Pro, más me autoconvenzo de que es un grandísimo auricular. Tan grande como para zarandear a algunos de los mitos vivientes que tenemos más a mano porque se desenvuelve con una soltura realmente sorprendente, le pongas el estilo que le pongas. Y eso es muy raro.

Desde el principio he creído que gran parte del mérito reside en que tiene un rango medio muy realista que encaja perfectamente entre un grave preciso pero en su justa medida y unos agudos limpios pero cálidos. Si a ese equilibrio le añado un escenario muy amplio y un sonido transparente, acabo consiguiendo un auricular completísimo y de un nivel realmente asombroso.

Y si, además, le añado el esmero en los detalles que Monster ha puesto en este auricular, pues sólo me queda decir que si un Monster Turbine Pro (Gold Edition) se cruza en tu camino, no lo dejes escapar. Merece mucho la pena.

Como dicen en Monster:


Pues eso: tenemos poco tiempo para disfrutar de un Monster Turbine Pro. Como decía aquél, "me los quitan de las manos".