29 septiembre, 2010

Grado RS1i, más madera

Hace unos días leí un curioso artículo que me ha recordado mi evolución en el mundillo del audio portátil y, aunque hace menos tiempo, también en el del audio estacionario, en donde cada vez voy probando más cosas y me voy haciendo una idea más ajustada de sus implicaciones.


Te recomiendo que le eches un vistazo a ese artículo que me ha parecido muy interesante.

Este pequeño prólogo viene a colación de que justamente hoy, 29 de septiembre, pero cuatro años atrás, publicaba una entrada en este blog al respecto del Grado SR60, el auricular de entrada (ni me atrevo a llamarlo de gama baja) de la gama Prestige Series de la marca americana que me sirvió como primera toma de contacto del sonido Grado.
Al diseño peculiar -con ese aire retro que me fascina- le añadía un sonido también peculiar -coloreado dicen- que aconsejaban casi probar antes de comprar. Pero era conocedor de una legión de fans que, a pesar de esas peculiaridades, sentían auténtica devoción rockera por los auriculares de esta casa, sobretodo por uno en particular: el Grado RS1, toda una referencia audiófila.

Un servidor, que por entonces era bastante precavido y sensato -superada esa fase, ahora me lanzo a la piscina sin resquicio alguno de sentimiento de culpa- compró el más asequible de la familia Grado, el SR60, con la idea de comprobar por mi mismo qué tal era el rollito Grado: "empiezo por abajo y, si me gusta, estoy a tiempo de apuntar más alto. Y si no me gusta, la inversión ha sido pequeña", recuerdo que me decía.

Las buenas sensaciones con el SR60 me llevaron, no mucho tiempo después, hasta el Grado SR325i, mi segundo auricular de la firma americana.

La verdad es que ya en su momento me costó entender que la diferencia de precios entre los dos no se correspondía exactamente con la diferencia en el aspecto puramente sonoro. Desde luego que no son la misma cosa pero tampoco creí justificado el gran salto monetario (cuatro veces el precio del SR60) para una pequeña mejora. Supongo que fue aquí cuando empecé a entender el concepto de beneficio marginal, es decir, que una pequeña mejora en calidad implica muchos, muchísimos euros más. Creo que es una realidad que todos acabamos por asumir aunque sea con resignación.

En busca del Santo Grial -el RS1, para entendernos- y en pleno acaloramiento por las buenas sensaciones con el nuevo auricular me hice con el amplificador de la casa, el Grado RA-1. Decían, por entonces, que el RS1 pinchado en el RA-1 hacían un combo sobresaliente, toda una referencia sonora y que, para el que lo había probado, emparejar el SR325i con el RA-1 conseguía algo así "como el 90% del sonido RS1". El RA-1 era el eslabón que me ataba definitivamente al sonido Grado y me acercaba sin querer queriendo un poco más al RS-1.

En todo este tiempo he disfrutado plenamente del SR325i, un auricular de lujo en el tema acústico. Es algo incisivo en el rango de las medias y altas frecuencias pero eso también se traduce en  gran rapidez y vitalidad, cosa buena para temas rockeros pero también delicioso para temas donde apenas hay una voz y unas guitarras (me suena genial con Kings of Convenience, por ejemplo). La verdad es que cuando un producto ya es bueno, superarlo significativamente siempre es una árdua tarea para el fabricante mientras que, por otro lado, no siempre merece la pena para el usuario por la relación asimétrica entre coste y beneficio que comentaba antes. En este caso yo ya vengo de otros grados y de otros auriculares así que ya me suenan esos desequilibrios.

El SR325i lo uso, según el día, o bien con las almohadillas de serie, bowls, o con las flats, más planas y finas que las bowls. Con las flats el driver queda más pegado a la cavidad auditiva consiguiendo que los medios-agudos suenen más relajados y el grave gane peso. No tengo preferencias aunque reconozco que con los segundos me cargan menos y se hacen menos agotadores.

Aún así, el RS1 siempre ha estado en mi horizonte lejano. Sólo era cuestión de tiempo que me convirtiera en propietario de esta joya con carcasa de madera de Mahogany hecha completamente a mano. Un bellezón de auricular. Y el horizonte, lejano, muy lejano, por fin se ha hecho presente: ya soy propietario de un Grado RS1i.

A las primeras escuchas no les doy más importancia que lo que el mismo entusiasmo me produce por la novedad. Normalmente me gusta cómo suena un auricular nada más desempaquetarlo aunque unas horas después, no muchas, la cosa empiece a chirriar, pasando por crestas y valles hasta que la cosa se va poniendo en su sitio. Es lo que tiene el rodaje, momento importante para el componente para sacar lo mejor de si mismo pero también para el oyente, que tiene que volver a andar por nuevos y seguramente desconocidos caminos sonoros. Al fin y al cabo en todo esto hay un componente empático importante.

La primera sensación con el RS1i es que había una mayor presencia de graves, más que en el SR325i, pero también un ligero velo cubriendo el rango medio (en el SR325i, ya sobradamente rodado, este efecto no existe). Pero no han pasado más de 30 horas de escucha rockera y folkera, con algo de electrónica (¡madre mía, sin tener la extensión del AH-D7000, vaya tela cómo golpea ese grave, rápido como el rayo!), para destapar el bote de los mejores deseos.

Hasta ahora, el RS1i me gusta más con los bowls. Creo que le sientan mejor que los flats por ese carácter más dulcificado de los medios y agudos, sobretodo respecto el SR325i al que sí le sienta bien unos flats justamente para rebajar sus agudos prominentes y desplazar el peso hacia los graves.

Otro aspecto que me ha llamado mucho la atención es que es muy liviano comparado con el SR325i. Apenas lo noto en mi cabeza. Pensaba que la madera lo haría más ligero pero no tanto. Ha sido una muy grata sorpresa.

Por último, el cable, más corto y grueso que el del SR325i, una medida que sienta genial si usas el auricular enganchado a un ampli mientras estás delante del ordenador y al que le acompaña la extensión para escuchas más alejadas de la fuente.

Como imagino que todos los gradistas -y aspirantes- tienen grabado a fuego en la ROM de sus cabezotas el RS1, en algún momento publicaré una entrada donde intentaré desgranar, siempre a mi manera y bajo mi criterio subjetivo, lo mejor y peor de los dos auriculares. Es un gran duda que he tenido desde que probé el primer Grado y estoy seguro que a más de uno también le ha rondado por la cabeza.

No sé si harás como expone el artículo del principio y seguirás algo así como los veinticinco pasos de aprendizaje, empezando por abajo en la escala Grado para ir subiendo poco a poco, o te los ahorrarás para dar sólo un paso pero definitivo en el tiempo. Has de elegir.

Yo elegí el recorrido (más o menos) largo, que es el más recomendable bajo mi perspectiva porque sólo probando cosas sabes qué te gusta y qué no pero es evidente que las implicaciones económicas que conlleva probar cosas diferentes es un gran hándicap al que todos nos enfrentamos pero no todos están dispuestos a asumir.

[Actualización, 01/10/10]

2 comentarios:

Ubaldo y Oscar dijo...

Hola,
ante todo enhorabuena por tu adquisición del RS 1i y por tus ilustrativos comentarios. Yo estoy a punto de adquirir, tras mucho comparar y ver distintas reviews por las webs, el SR 325i tu opinión también me ha ayudado definitivamente a decididirme por este auricular, pero me pregunto tanta es la diferencia de utilizarlo con un ampli de auricular a no usar un ampli? y tanta es su sinergía con el RA 1 en relación con otros amplis, yo había pensado en adquirir posteriormente el lehmann rhinelander.
Un Saludo.

Blogoblo dijo...

El SR325i es un grandísimo auricular. El RA-1 considero que atempera ligeramente la agresividad de ese auricular, en particular, y logra sacarle lo mejor en cuanto a detalle y transparencia.

Hace tiempo comentaba que apenas notaba grandes diferencias entre el SR60 y el SR325i, a pesar de que el salto económico es muy importante. Con el RA-1 sí aprecio esas diferencias.

Mi recomendación es que primero pruebes el SR325i y luego te hagas con el RA-1 si consideras que aún le puedes sacar más partido con amplificación.

Piensa que el RA-1 es caro y algunos consideran que es ideal para los Grado (y no tan bueno para otros auriculares) pero otros que es un amplificador sobrevalorado (básicamente por los componentes 'sencillos' que monta).

De hecho, uso muy a menudo mis Grado con los amplis de HeadRoom (muy polivalentes) y van de fábula.